La leyenda dice que la Calchona originalmente fue una bruja que tenía un
marido y dos hijos pequeños; teniendo su hogar en un campo de la zona central
de Chile. Sin embargo, su familia no sabía la verdad sobre que ella practicaba
la brujería. En su hogar ella escondía varios frascos que contenían unos
mágicos ungüentos (cremas), que al aplicarlas sobre una persona, permitían
transformar un ser humano en el animal que eligiese.
Se dice que todas las noches usaba su poder para que su marido e hijos
no se despertasen en toda la noche, y por razones que se desconocen, la
Calchona posteriormente realizaba el extraño rito de colocarse los mágicos
ungüentos para transformarse en una gran oveja negra y salir a pasear por los
campos hasta la madrugada; y recobrando su forma humana al volver a aplicarse
sus ungüentos.
Pero sucedió que un día que se le olvidó realizar el hechizo para hacer
dormir; y debido a ello sus hijos la vieron transformarse. Al ver la asombrosa
transformación, ellos queriendo imitar a su madre se pusieron los ungüentos,
transformándose en zorritos. Pero luego de realizada la transformación se
dieron cuenta que no sabían como volver a ser niños, y por ello convertidos en
estos animalitos se pusieron a llorar amargamente. Producto de los llantos, el
padre también se despertó, pero su sorpresa fue enorme al no encontrar a su
esposa e hijos; y ver en su lugar solamente a aquellos pequeños animales.
Producto del amor a sus hijos y las historias que había escuchado sobre
los ungüentos que utilizaban las brujas, logró imaginarse que aquellos frascos
pudieran contener algún tipo de ungüento mágico y que aquellos zorritos eran
posiblemente su familia. Así decidió probar aquellos ungüentos en los zorritos,
los cuales inmediatamente se transformaron nuevamente en niños. Luego los niños
le contaron que era su madre la dueña de los ungüentos. El padre asustado y
para evitar que les volviera a ocurrir lo mismo a sus hijos, decidió tirar el
ungüento en las aguas de un río y alejarse todos de la casa.
Posteriormente al regresar la Calchona a su casa, y aun estando
convertida en una oveja negra, al ver que no estaba su marido e hijos, asustada
comenzó a buscar sus ungüentos por toda la casa y sus alrededores; encontrando
solamente los frascos casi vacíos. Así ella muy afligida, trato de utilizar los
restos de ungüento para transformarse nuevamente en ser humano; pero sólo le
alcanzó para transformar sus manos, rostro y cabello a su forma humana.
Quedando para siempre convertida en ese animal mitológico.
Por eso, cuando en las noches los campesinos sienten balar una oveja que
vaga sola por los campos, ellos saben que se trataría de la mítica calchona; y
como tradición se acostumbraría dejarle un plato con comida para que se
alimente, ya que se dice que la calchona es totalmente inofensiva y estaría
arrepentida de sus antiguos actos de brujería
Fuente. Mitos y leyendas Chile
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