Museos Zona Sur

                                 Museo de Lota



El Museo Histórico y el Parque Isidora Cousiño son los pilares fundacionales de la pintoresca ciudad de Lota y encierran la historia de una dama muy especial.

Así comienza todos los días este recorrido histórico, que desde el año 1998 permite al visitante conocer cómo transcurrían los días hace 150 años, cuando Lota se encontraba en sus años dorados.
 

 
La antigua casa, que se ubica en Lota Alto, fue construida en 1864 y fue utilizada por la familia Cousiño como vivienda personal. En el año 1970 el gobierno nacional decide convertirla en museo.
   
Desde allí, Matías Cousiño, ideólogo y creador de la explotación del carbón en Chile, se encargó de administrar y controlar el desarrollo de esta industria que creció exitosamente dando trabajo a miles de familias.




                                 Museo Regional Ancud



El Museo Regional de Ancud exhibe un valioso patrimonio que refleja la identidad del archipiélago de Chiloé desde las primeras comunidades que lo habitaron.
El Museo Regional es una de las instituciones más relevantes de la ciudad, por el valor patrimonial de su muestra, que permite conocer la historia y la identidad cultural del archipiélago. Fruto de un paciente trabajo de recolección de la comunidad local, este museo ha logrado rescatar y conservar una importante cantidad de objetos que testimonian el papel de Ancud en el crecimiento de la isla como lugar clave en su comunicación con el continente.


Al igual que otros hitos del pasado de la isla, los orígenes del museo se remontan a la labor de los misioneros salesianos. El padre Audelio Bórquez Canobra fue el principal encargado de recobrar el patrimonio que guardaban los lugareños para conformar una completa colección, que en 1976 puso a disposición de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (DIBAM) para la creación del museo.
La muestra

La institución exhibe alrededor de 1.402 objetos que integran diversas colecciones representativas del origen y la historia del archipiélago. En la sección arqueológica se destacan los instrumentos líticos de los primeros grupos humanos de la isla encontrados en el Puente Quilo, el asentamiento de cazadores recolectores más antiguo de Chiloé (4200 a.C.).


El área de imaginería religiosa está compuesta por estatuillas de madera policromada de vírgenes y santos, que habrían sido talladas por los artesanos en los siglos XVII y XVIII. A su vez, la colección etnográfica está formada por las manufacturas en cestería hechas con fibras vegetales características de las zonas pantanosas de la isla, utilizadas en las tareas rurales y domésticas.
Además de la exhibición textil, que muestra el proceso desde la esquila hasta los variados tejidos naturales, se puede apreciar la obra de la artista Erminia Ule, la última ceramista de Chiloé.


El edificio también atesora una réplica de la goleta Ancud, protagonista de la inclusión de la región de Magallanes al territorio chileno.


El recorrido termina en “El patio de los recuerdos” y “El patio de la mitología”, que poseen obras de artistas chilotes para completar la propuesta cultural del museo regional de la ciudad.

                                Museo de Arte Moderno Castro



Dentro del parque municipal de la ciudad de Castro, el Museo de Arte Moderno se mantiene a la vanguardia de la expresión artística contemporánea.

Ubicado a 1.200 kilómetros de la capital chilena, en la isla de Chiloé, dentro del predio del parque municipal de la ciudad de Castro, el Museo de Arte Moderno de Chiloé es uno de los principales centros de difusión del arte chileno contemporáneo.

La idea surgió a fines de los años ‘80, cuando un grupo de personas decidieron buscar un lugar para albergar las diferentes obras que el arte moderno chileno estaba produciendo y que no encontraban un espacio para su difusión, destinadas al abandono y el olvido. Pocos meses después, con el apoyo de personalidades del mundo artístico, se inauguró la primera Muestra de Arte Contemporáneo Nacional del Museo de Arte Moderno de la isla de Chiloé, con obras de ochenta artistas chilenos. Esa primera exposición y la segunda muestra del MAM fueron montadas en el Internado Campesino San Francisco, en el sector de Gamboa Alto, en la ciudad de Castro.

Finalmente, en el año 1998 el museo encontró su lugar: un viejo edificio que se encontraba abandonado dentro del parque municipal de Castro, diseñado en la década del ‘70 por el arquitecto Isaac Ezquenazi.

Con el aporte de diferentes organismos, la construcción se fue ampliando y hoy en día ofrece varias salas de exposiciones, recepción, administración, sala audiovisual (donde funcionan el cine y el teatro) y un taller de restauración y bodega permanente. Además, desde el año 2005 en el MAM funciona el Taller de Residencia, un centro de producción y experimentación de arte contemporáneo, donde se da albergue a diferentes artistas de todo el mundo que acuden al lugar para trabajar en sus obras. Como si fuera poco, el edificio fue premiado en la X Bienal de Arquitectura de Santiago en la categoría Restauración y reciclaje.


El MAM alberga hoy más de 400 obras de artistas locales, nacionales e internacionales. Sus exposiciones principales varían todas las temporadas de verano, lo cual deja en claro su misión: “Difundir el arte contemporáneo en todas sus manifestaciones posibles y libre de criterios ideológicos o religiosos, desde un escenario digno e independiente”.

                               Casa de colonos


Cada espacio, cada habitación y cada uno de los enseres que se muestran son el símbolo de una época y de lo esforzados que eran sus habitantes en la vida diaria.
Ubicado en una loma, el Museo Colonial Alemán recrea la organización en el terreno de un clásico casco de estancia de mediados del siglo XIX, cuando se instalaron los inmigrantes alemanes en Frutillar.

Tanto los jardines como las cinco construcciones revestidas de tejuelas de madera miran hacia el lago. Caminando entre árboles añejos y canteros llenos de flores, fuimos ingresando a cada uno de los edificios.
El primero de ellos, cercano al ingreso, es La Llavería y en ella en la actualidad se desarrollan las actividades administrativas de la institución. 



A continuación se levanta la figura de un antiguo molino, que en el pasado habría funcionado en la costa del lago. El agua movilizaba una rueda de paletas a través de un canal de madera y servía para activar la maquinaria que molía la harina con grandes piedras. Gracias a este ícono de la época, los colonos conseguían algo esencial para su alimentación.


Siguiendo por el sendero, apareció la Casa del Herrero, a la que se puede ingresar para apreciar de cerca aquellas maquinarias y herramientas de gran valor para la vida y trabajos agrícolas de esos tiempos. Se concentran allí la zona de taller y las distintas dependencias donde vivía el herrero junto a su familia. Fragua, yunque, bigornia, cinceles y zunchos son solo algunos de los elementos que han quedado como recuerdo del duro trabajo que se hacía allí.

El galpón agrícola circular al que llamaban El Campanario servía para acopiar los haces de trigo. Como era común que lloviera copiosamente la mayor parte el año, la trilla se realizaba bajo techo. Allí también se observan máquinas agrícolas y domésticas de la época.

Todo el conjunto del museo es un homenaje a aquellos inmigrantes alemanes que llegaron a la región a mediados del siglo XIX y con gran tesón y esfuerzo lograron armar un pueblo progresista a partir de sus terrenos húmedos. En su ocasión, la Universidad Austral de Chile diseñó el conjunto de edificios y con la ayuda del gobierno alemán y la municipalidad local recrearon un asentamiento de campo con características similares a las iniciales.

Solo recorriendo el museo se tiene dimensión de lo que fueron los comienzos de Frutillar, tan distintos a la actual forma de vida y a la tecnología con hoy que se cuenta.

                                Museo Interactivo de Ciencias de Osorno


Dentro de la estación del ferrocarril funciona un moderno museo de ciencias y desarrollo tecnológico. Una fascinante exposición interactiva que reúne a grandes y chicos por igual.

De vieja estación a museo interactivo

La vieja estación de tren, hoy perfectamente reciclada, guarda en su interior un tesoro que puede ser visitado todos los días. Un cartel nos da la bienvenida al primer y único Museo Interactivo de Ciencias y Tecnología en el sur de Chile



Desde su creación, el nuevo museo de Osorno, como lo llaman sus habitantes, ha perseguido un solo objetivo: servir de inspiración para el desarrollo cultural de toda la comunidad osorniana, ofreciendo una alternativa de educación permanente capaz de despertar el interés no sólo de los chicos, sino también de los adultos.

La ciencia es una expresión cultural fundamental en toda civilización. Los conocimientos sobre el universo y la organización sistemática del saber tienen un valor que no sólo se puede medir por sus resultados, sino también por sus metodologías y formas de representar el mundo. Aprender a interpretarlo.



Terminada la bella obra, se logró que la vieja y abandonada estación que en sus orígenes dio entrada al primer ferrocarril en Osorno nuevamente posea atractivo propio.

Por segunda vez en su historia, el edificio forma parte de un proceso de fusión de ciencia y desarrollo, de educación e integración del hombre a un territorio más allá de su espacio geográfico: el territorio del saber. Así, la “vieja estación de ferrocarriles” vuelve a cumplir su rol en una nueva red de transporte, virtual y palpable al mismo tiempo.

                                Museo Mapuche de Pucón



Los objetos expuestos son artísticos y, a través de su simbolismo, acercan a la visión que los pueblos originarios tenían del mundo.

El Museo Mapuche de Pucón abrió hace unos diez años a partir de un emprendimiento privado cuyo fin consistió en custodiar parte del patrimonio indigenista y lograr su difusión.

Observando las distintas vitrinas, nos quedó claro el trabajo magnífico realizado por la familia para rescatar esa riqueza ancestral, cuidar el patrimonio cultural y compartirlo con sus visitantes.



Consta de una colección de piedras precolombinas valiosas y quizás una de las más completas del país. Unas cien máscaras rituales se suman a pipas sociales y para consumo de alucinógenos utilizados para acercarse a los dioses; además, vimos infinidad de cuentas pequeñas de colores hechas con guijarros naturales para adorno. Otras de mayor volumen fueron labradas con lunas y soles y muchas más utilizadas como herramientas de uso diario.



En la Araucanía, los mapuches dejaron su huella por la cual la actual civilización pudo entender su forma de vida, su ideología y su arte chamánico. En nuestro paso por el museo, el sentido de respeto e identidad que nos mostraron los guías nos dejó una marca imborrable que nos acercó más a los pueblos originarios.



El Museo de Piedras de Monte Verde funciona desde el año 2000 en una casa de características típicas chilenas. Su inauguración fue el resultado de varias décadas de investigación arqueológica que aseveró la existencia en la zona de una de las más tempranas civilizaciones asentadas en toda América detectadas hasta el presente.



Lo que más sorprende es la técnica con que utilizaban los materiales que tenían a su disposición y con la que confeccionaban sus herramientas. Los habitantes del sitio de Monte Verde eran cazadores recolectores y utilizaban elementos del bosque valdiviano y del hábitat marítimo para sobrevivir. Gracias a los trabajos de excavación realizados en el lugar se determinó que con huesos y cueros de los mastodontes y de paleo guanacos lograban armar sus carpas dormitorio.

Todo lo percibido y leído durante el recorrido por el museo nos hizo saber que la cultura Monte Verde no murió. Su desarrollo continuó con otras manifestaciones en los períodos Pleistocénico y Holocénico tardío, unos 8 a 9 mil años después.

                              Museo Ferroviario Pablo Neruda



Este centro operativo de los movimientos de trenes de antaño rinde homenaje a las distintas maquinarias que impulsaron vagones, desde las de vapor hasta las eléctricas.

En Temuco, un museo de sitio se ha convertido en un gran atractivo turístico. En un predio enorme que originalmente fuera de la empresa Ferrocarriles del Estado de Chile se refleja la vida de un medio de transporte esencial para la vida económica de la región en el pasado cercano.



Nos dirigimos al noreste de la ciudad para apreciar este valioso patrimonio. En sus amplias instalaciones se visitan cuatro edificios: la Carbonera, donde se almacenaba el carbón de piedra; la Maestranza, destinada a taller de reparación; la Administración, hoy galería de arte; y la Casa de Máquinas.

Maestranza

El museo fue inaugurado en febrero de 2004 durante la conmemoración del centenario del nacimiento de Pablo Neruda. La existencia del gran poeta chileno estuvo ligada a este espacio ferroviario de Temuco, donde su padre trabajaba en la maestranza y en la conducción. En su libro Confieso que he vivido reflejó su infancia vivida entre rieles y locomotoras junto a su progenitor.


Un plan ambicioso del museo es dar movimiento a estas piezas de valor y poner en marcha un convoy turístico con tracción a vapor. Se conocería como Tren de la Araucanía y luciría con la misma distinción del pasado.

La vieja estación ferroviaria fue centro operativo del desarrollo zonal y declarada Monumento Histórico Nacional en 1989. En la actualidad, es orgullo de Temuco y un placer para quienes la visitamos.

                                    Castillo de Niebla



Las instalaciones donde se exhiben objetos relacionados con acontecimientos del pasado se encuentran en el mismo espacio donde fueran emplazadas originalmente las fortificaciones españolas.

La bahía de Corral en Niebla muestra aún hoy los restos del fuerte que sirvió de defensa de Valdivia en época de la colonia española en el sur chileno. Un Museo de Sitio de características culturales de excepción revive los tiempos en que se pretendía alejar a piratas y potencias extranjeras de esa franja de mar.



Un recorrido por sus salas nos llevó a entender un poco más la historia de Valdivia, ciudad que fue fundada en febrero de 1552. Por su ubicación en la ruta del Virreinato del Perú hacia el estrecho de Magallanes, Valdivia era un punto estratégico para el abastecimiento de maderas, oro, comercio, gracias además a amplia red fluvial navegable que conectaba con los bosques imprescindibles para las construcciones. Este atributo le valió el nombre de la “perla austral” y era codiciada por otras potencias del mundo.



El conjunto defensivo se componía de murallas, fuerte, castillos y baterías de cañones que jamás fueron vencidos por el enemigo que circulaba por el océano Pacífico. Quinientos años después esos muros siguen en pie y son la puerta de ingreso a una colección valiosa porque permite dar vida a esa etapa de la historia chilena. Documentos, cañones, hornos, muros de merlones, almacenes y las casas del capellán y del castellano han sobrevivido al paso de los años en este emplazamiento en la punta de Santa Cruz.

La nueva imagen del museo incluye pasarelas y miradores a fin de conservar la piedra cancagua original del conjunto edilicio. También se ampliaron las vistas en torno al museo y a la bahía. Los hechos históricos se muestran en paneles con relatos atrayentes y de fácil comprensión para todos, grandes y chicos. Se aprecian objetos arqueológicos, manuscritos de época y réplicas de soldados en actitud de ataque.

Este Monumento Histórico de gran valor patrimonial se conoce con su nombre de origen: Castillo de la Pura y Limpia Concepción de Monfort de Lemus. Fue construido entre 1645 y 1672 junto al puerto, y sus murallas fueron talladas en la misma piedra cancagua. Posteriormente, se fue ampliando hasta contar con un armamento poderoso y 600 hombres para su defensa.

                                Museo Mauricio Van de Maele



Los elementos exhibidos son de gran valía y formaron parte de una colección privada que fuera donada y puesta a disposición del público interesado.

Frente al río Calle Calle y con vista a la coqueta costanera adyacente se yergue el Museo Histórico y Antropológico Mauricio Van de Maele, rodeado de jardines muy cuidados. Una visita a su interior abre una puerta a uno de los mayores patrimonios culturales con que cuenta la ciudad de Valdivia.

Al llegar a la Casa Andwandter, como también se la conoce, enfrentamos un edificio de hermosa factura arquitectónica. Su diseño es neoclásico, con paredes recubiertas en madera, techo a dos aguas y una fachada que luce un porticado de tres arcos rebajados. Todo el conjunto es muy agradable y de gran fineza.

Una vez adentro, mientras recorríamos las distintas salas, observamos un muestrario interesante que identifica las tres principales etnias creadoras de la identidad regional. Incluye la presencia de los primeros habitantes de los bosques templados hace unos 12.000 años y la llegada a Valdivia de los españoles a partir de 1850. Dicha afluencia y el posterior arribo de los colonos alemanes determinaron lo que hoy se vive en esta ciudad con historia.



La planta baja ha sido ambientada con mobiliario, artefactos, arte decorativo y documentos correspondientes al siglo XVIII, durante el asentamiento criollo-hispánico. Una de las muestras refiere a la obra de fray Camilo Henríquez, quien nació en Valdivia en 1769 y fue un activo integrante de un grupo que luchó por la independencia de Chile.

                               Conociendo la Nao Victoria de Punta Arenas



Una réplica exacta del barco del expedicionario Magallanes recrea de manera perfecta como fueron aquellos tiempos. La Nao Victoria partió a conquistar el mundo y encontró la unión de los dos océanos. Hoy, un museo recuerda esa epopeya.

                                La Nao, un icono de Punta Arenas


A solo 7,5 kilómetros de Punta Arenas (sector el Humedal de Tres Puentes) se encuentra la Nao Victoria. A orillas del estrecho de Magallanes (ruta Y-565) esta réplica a escala real responde a los planos originales de la embarcación que comandaba Hernando de Magallanes.

El Nao Victoria es un museo interactivo y dinámico que rescata el descubrimiento del estrecho de Magallanes y permite a sus visitantes ser parte del simulacro perfecto de una experiencia de navegación del siglo XVI.

Equipada como en aquellos años, la sala de maniobras se halla tal como la dejó su capitán y, además de muebles y elementos de navegación, pueden apreciarse dentro de la nave figuras de tamaño real de los distintos personajes en sus labores diarias, con su vestuario y artículos personales.

Ícono indiscutido de esta ciudad austral de Chile, es un verdadero pecado perderse este museo durante una estadía en Punta Arenas. La inconfundible figura de la Nao, réplica exacta de un barco del siglo XVI, de más de 25 metros de eslora, 7 metros de manga, 3 cubiertas, 3 mástiles con 5 velas y cerca de 28 metros de altura, llama sin duda la atención de cualquiera que visite la ciudad.

                                 Museo Histórico Municipal



Una interesante colección de objetos prehistóricos hallados en las inmediaciones se suma a recuerdos más recientes de la vida comunitaria de Natales.

En Puerto Natales, en un edificio moderno con reminiscencia de la arquitectura impuesta por los pioneros ingleses, funciona el Museo Histórico Municipal. Data de abril de 1990 y en sus distintas áreas recrea los momentos culminantes de la colonización de la ciudad y la región.

Existen relatos y documentos del frigorífico Bories y de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, empresas que colaboraron con el desarrollo patrimonial de la región. Además, se exponen efectos personales de Hermann Eberhard, explorador y capitán alemán que apoyó el auge de la radicación de hombres y factorías en la región de Magallanes y toda la Patagonia.

El frigorífico y el matadero instalados en Puerto Bories, a cinco kilómetros de Puerto Natales, datan de 1913. Se los consideraba un complejo industrial modelo para la época. En ellos se procesaba la producción ovina proveniente de tres estancias cercanas. En la década del `70, siglo XX, dejaron de funcionar debido a dos incendios que los devastaron. Luego de años de destrucción y abandono, en 1996 se los declaró monumento histórico y posteriormente, un museo allí instalado permite conocer sus instalaciones, las cámaras de congelación y distintas dependencias en las que se llevaba a cabo la faena con el ganado lanar.

                               Museo Salesiano



Verdadero orgullo de las misiones salesianas en el estrecho, el Museo Salesiano Maggiorino Borgatello exhibe una profusa colección etnológica, arqueológica, histórica y biológica de la región.

Por el año 1893, los misioneros salesianos afincados en Punta Arenas, dirigidos por el sacerdote José Fagnano, decidieron crear un museo que representara la valiosa riqueza cultural y ecológica de la región. Bajo esa idea surge esta institución que recibió el nombre de su primer director, el padre Maggiorino Borgatello. Ubicado en la avenida Bulnes y calle Bories, junto al santuario María Auxiliadora, el edificio de dos pisos abre sus puertas a todos los visitantes que quieran conocer el pasado de esta región austral. Hasta 1984 el museo ocupaba una superficie de 700 metros cuadrados, que fue ampliada a 1.700 para comprender toda la colección patrimonial.
    
La variada muestra se encuentra diseminada en 4 niveles que, a su vez, se dividen en secciones de etnología, arqueología, historia y flora y fauna, entre otras ramas. Los objetos y documentos de la labor salesiana, las artesanías y utensilios indígenas, junto a fósiles y animales petrificados de la zona también forman parte de la exhibición.

Legado para las futuras generaciones
    
La orden salesiana, que desembarcó en Punta Arenas por el año 1887, se propuso iniciar esta tarea de recavar las diversas manifestaciones culturales y sociales de la zona con el fin de construir un museo. El mismo serviría como legado para que las generaciones venideras conocieran las expresiones y modos de vida de los pueblos nativos, de su entorno y del proceso de colonización. 
Fieles a una minuciosa labor, las diversas salas reflejan la cultura de onas, tehuelches, yámanas y alacalufes, como también el impacto que sufrieron con la llegada de los colonizadores y luego de los pioneros europeos. A su vez, el museo cuenta con ámbitos dedicados a los pioneros, incluyendo la época de la fiebre del oro que marcó la región a fines del siglo XIX.

Museo Regional de Magallanes



En la lujosa residencia que perteneciera a la familia pionera Braun Menéndez hoy funciona el Museo Regional de Magallanes.

Pese al tiempo, el palacio Braun Menéndez todavía preserva la atmósfera de sus días de esplendor. En la residencia situada en el centro histórico de la ciudad hoy funciona el Museo Regional de Magallanes, que rescata una cuidada colección del pasado de Punta Arenas.

Con el fin de difundir en la comunidad la diversidad cultural de la región magallánica, la muestra abarca desde los primeros descubrimientos geográficos hasta mediados del siglo XX, con lo cual da testimonio de las diferentes etapas de la ciudad. A través de sus salas se pueden conocer las costumbres y características sociales, culturales, económicas y políticas que marcaron las primeras poblaciones australes

La sección histórica contiene una muestra sobre la historia urbana y de la región, contada a través de sus objetos, mapas, diagramas, gráficos, documentos y fotografías.
El recorrido finaliza en las dependencias de servicio de la casona, que permiten comprender la vida cotidiana y el funcionamiento del hogar en su época original.

En la actualidad, además de las exposiciones permanentes se realizan muestras de arte itinerante y expresiones culturales abiertas a la comunidad.

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